En verano tanto nuestra forma de comer como el tipo de alimentos que consumimos cambia. Esto se debe a que con las vacaciones tenemos otros horarios y otro ritmo de vida y que el calor hace que tengamos menos apetito o que solo los apetezcan platos y bebidas frías.
Lo ideal en verano es seguir una dieta equilibrada con recetas altas en nutrientes y bajas en calorías que nos proporcionen energía al tiempo que sean refrescantes y nos ayuden a mantenernos hidratados.